Xbox prepara un cambio que podría redefinir toda la industria del videojuego. La próxima generación de consolas de Microsoft no será sólo un paso adelante, sino el intento más audaz de la compañía por reinventar su marca, abrir su plataforma y abrazar plenamente el ecosistema del PC sin abandonar las raíces de consola que la han definido durante más de dos décadas.
En recientes declaraciones, Sarah Bond, Presidenta de Xbox, esbozó los primeros elementos de esta nueva era. Su mensaje es claro: no se trata de una consola más, sino de una plataforma en la que coexisten potencia, accesibilidad, mercados abiertos e integración sin precedentes con la inteligencia artificial.
Y lo que es más importante, será totalmente compatible con la biblioteca de juegos actual. Microsoft ha aprendido la lección: los jugadores no aceptarán volver a empezar cada vez que haya una nueva generación.
Pero hay más. Según Bond, esta nueva Xbox «no estará atada a una sola tienda o dispositivo». Esa frase, que podría sonar genérica, revela en realidad un cambio histórico. Por primera vez, una consola Xbox podría ofrecer acceso directo a tiendas como Steam o Epic Games Store.
En otras palabras, se acabó el monopolio del mercado de Microsoft. Los jugadores elegirán dónde comprar sus juegos y ejecutarlos desde un entorno unificado.
Esto encaja perfectamente con el movimiento de Microsoft de asociarse con ASUS. Juntos han desarrollado la ROG Ally Xbox Edition, una consola portátil con alma de PC.
Ejecuta Windows 11 y arranca directamente en una interfaz al estilo Xbox, similar al conocido dashboard. El dispositivo permite acceder a Game Pass, juegos en la nube y plataformas como Steam, Epic o Battle.net. Es un gran paso hacia el viejo objetivo de Microsoft: unificar el juego, no las plataformas.
La Xbox Ally se lanzará en las vacaciones de 2025 en dos versiones: un modelo base con un procesador AMD Ryzen Z2 A, 16 GB de RAM y un SSD de 512 GB, y una versión «Extreme» con 24 GB de RAM y un SSD de 1 TB.
Los precios filtrados oscilan entre 599 y 999 euros. Se trata de un producto de gama alta destinado a competir directamente con Steam Deck, pero también con las consolas tradicionales y los ordenadores portátiles para juegos.
Esta apertura al hardware de terceros confirma que Microsoft ha aparcado, al menos por ahora, los planes para su propia consola portátil. Informes recientes indican que la compañía canceló su proyecto interno de consola portátil para centrarse en alianzas como ésta.
La clave es el ecosistema: no importa quién fabrique el dispositivo: Microsoft, ASUS u otro. Lo que importa es que ejecuta Xbox y Windows y pertenece a su red.
Bond utilizó una frase que ha suscitado muchas especulaciones: «Consolas Xbox en tu salón y en tus manos». Eso refuerza la idea de un enfoque dual: una consola doméstica tradicional y otra portátil, pero integradas en lugar de opuestas.
Microsoft se aleja del rígido modelo de generación cerrada y adopta un concepto modular, muy similar al del mundo del PC, en el que el dispositivo importa menos que el entorno en el que se ejecuta.
La asociación con AMD sigue siendo crucial para esta generación. Bond confirmó una colaboración a largo plazo para diseñar nuevos chips personalizados centrados en tres pilares: gráficos avanzados, juego inmersivo y, por primera vez, inteligencia artificial.
La IA será una parte fundamental de la próxima Xbox. Aunque los detalles son escasos, se esperan NPC más inteligentes, traducciones automáticas en tiempo real y una jugabilidad que se adapte dinámicamente al estilo del usuario.
Aunque aún no hay fecha oficial de lanzamiento, todo apunta a 2027, siguiendo el típico patrón generacional. Microsoft confirmó en febrero de 2024 que la familia Xbox seguiría produciendo hardware, disipando los rumores de que la marca se pasaría por completo al PC.
Aún así, quedan preguntas por responder. ¿Será este nuevo hardware una evolución natural de la Xbox Serie X o un rediseño completo?. ¿Cómo se gestionará la compatibilidad con las tiendas? ¿Habrá restricciones? ¿Estarán permitidos los mods de Steam en la consola? Son cuestiones críticas que Microsoft aún no ha aclarado.
Lo que está claro es que la próxima Xbox no será sólo una consola, sino un centro de juego universal. Una apuesta audaz por la libertad del usuario, la eliminación de barreras y una experiencia totalmente abierta. Microsoft quiere recuperar el terreno perdido no sólo frente a Sony, sino también frente a Valve, que ha atraído a los jugadores con su ecosistema de PC flexible y abierto.
Xbox se encuentra en una encrucijada crucial. Si este plan funciona, podría marcar el futuro de los juegos. Si fracasa, podría significar el fin de las consolas tal y como las conocemos.
Lo cierto es que Microsoft va a por todas. Abandona el conservadurismo y apuesta por un modelo que rompe con todo lo anterior. Y como siempre, el jugador tendrá la última palabra.